El Tao es vacío,
pero su eficiencia nunca se agota.
Es un abismo,
parece el origen de todas las cosas.
Embota los filos,
desenreda lo enmarañado,
atenúa los brillos,
iguala la suciedad.
Profundo, parece existir y al mismo tiempo no existir.
Yo no sé de quién es hijo,
se manifiesta como antepasado de dios.
Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Capítulo IV - J. I. Preciado (texto Mawangdui)
viernes, 11 de diciembre de 2009
Publicadas por ani. a la/s 7:41 p. m.
Etiquetas: capítulo IV, versión de J. I. Preciado
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