Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo XV - Versión de Lin Yu Tang

domingo, 14 de marzo de 2010

Los sabios antiguos tenían sabiduría sutil y profundidad de entendimiento.
Tan profundos que no podían ser comprendidos.
Al no ser comprendidos,
por fuerza debían ser descriptos:
cautelosos, como si cruzaran un arroyo helado,
irresolutos, como quien teme que los peligros lo circunden,
graves, como quien es huésped,
indefinidos, como el hielo que comienza a derretirse,
genuinos como una pieza de madera cruda,
de mente abierta como un valle
y mezclándose libremente, como agua turbia.
¿Quién encuentra reposo en un mundo enturbiado?
Es aquietándose que se vuelve claro.
¿Quién puede mantener la calma por largo tiempo?
Con la actividad, vuelve a la vida.
Aquél que abraza este Tao
se resguarda de sobrecargarse,
Y porque se guarda de sobrecargarse,
está más allá del desgaste y la renovación.

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