El Tao que puede expresarse con palabras
no es el Tao eterno.
El nombre que puede pronunciarse
no es el nombre eterno.
Lo que no tiene nombre
es el principio del Cielo y de la Tierra.
Lo que tiene nombre
es la Madre de todos los seres.
La ausencia permanente de deseos
es lo que permite contemplar el gran misterio.
La constante presencia de deseos
permite contemplar únicamente sus reflejos.
Ambos extremos tienen un mismo origen,
aunque difieren en nombre y aspecto.
Constituyen el misterio de todos los misterios
y son el principio de todas las transformaciones.
Nota: ésta es una versión no comentada, me gusta mucho porque me parece muy comprensible y además en buen castellano.
Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Capítulo I
jueves, 22 de marzo de 2007
Publicadas por ani. a la/s 10:27 a. m.
Etiquetas: capítulo I, versión de Gómez/Álvarez/García Noblejas
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