Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo II

lunes, 2 de abril de 2007

Cuando conocemos que lo bello es bello, también conocemos la fealdad que existe en el mundo.
Cuando conocemos que el bien es el bien, entonces conocemos el mal que existe en el mundo.

De este modo, la existencia sugiere la no-existencia.
Lo fácil promueve lo difícil.
Lo más corto surge de lo largo por simple comparación.
Lo alto y lo bajo se diferencian por el lugar que ocupan.
La voz y el tono se armonizan uno a otro.
“Después” sigue el recorrido de “antes”.
Por esto el hombre sabio actúa sin acción y enseña permaneciendo callado.
No se queda en la obra cumplida.

Nota: la idea de no-existencia no debe entenderse en el sentido metafísico de más allá de sino como lo opuesto a la existencia, en el sentido de dejar de existir.

Comentario (resumen)

Por medio de la razón surge la dualidad, la fragmentación. Lo que hacemos es elegir y al elegir generamos dificultades. Gracias a nuestro automatismo racional quedamos fuera del equilibrio. El Tao Te Ching propone una solución alternativa: no-hacer, no interferir, dejar fluir.
Yin y Yang son interdependientes, se entrecruzan en movimiento constante. Lao Tse no elige, utiliza la sensibilidad y el pensamiento en forma conjunta.
Quizá nosotros podríamos dejar que nuestra vida fluya naturalmente, viviendo con naturalidad el presente. Es necesario proyectar, sin perder de vista el presente. La solución está en disfrutar del momento sin poseerlo; el taoísta sabe que no debe aferrarse sino soltar, dejar fluir el movimiento natural. Wu wei requiere un osado aceptar y dejar, no prefiriendo la aparente seguridad de un mundo prolijamente organizado, de modo que nada inesperado o perturbador pueda ocurrir. Tal actitud es estática y pone trabas al movimiento de toda sabiduría, que se alimenta del asombro del pensamiento cambiante.

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