Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo IV

viernes, 20 de abril de 2007

El Camino es como un vaso vacío
Que, empero, puede ser trasegado desde fuera,
necesitando ser llenado siempre.
Es sin fondo;
el progenitor mismo de todas las cosas en el mundo.
En él toda agudeza se embota,
Todos los enredos se desatan,
Todo resplandor se mitiga,
Todo polvo se suaviza.
Es como una alberca profunda que jamás se seca.
¿Es también el hijo de algo más? No podemos decirlo.
Pero como una imagen insustancial existió antes del Antepasado.

Nota: “polvo” es el símbolo taoísta del ruido y alboroto de la vida cotidiana. La “imagen insustancial” refiere a un hsiang, una imagen mental; el “antepasado” sería casi seguramente una referencia al Antepasado o Emperador Amarillo, de quien se dice que “separó la Tierra del Cielo”.

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