Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo V

jueves, 24 de mayo de 2007

Ni el cielo ni la tierra muestran benevolencia.
Tratan las cosas del mundo como si fueran perros de paja.

Tampoco el sabio es benevolente.
Trata a las personas como si fueran perros de paja.

El espacio entre el cielo y la tierra es como un fuelle,
exhala vacío sin cesar.
Cuanto más se lo mueva, tanto más exhalará.
Más se habla de él y menos se lo alcanza.
Es mejor mantenerse en el centro.

Comentario (resumen):

En este capítulo se evoca el ritual de los perros de paja, que eran figuras que supuestamente atraían las malas influencias y por eso luego eran quemadas, de modo que mediante la acción del fuego esas influencias eran transformadas. Las personas también son para el sabio seres en transformación. El maestro se limita a dar ejemplo con su acción, es un guía indirecto, sólo da señales.
El Tao no ordena, no impone; nos dice: no esperes ser transformado, toma las riendas y transfórmate tú mismo.

0 comentarios: