Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo XV - R. Wilhelm

miércoles, 24 de octubre de 2007

Los buenos maestros de los tiempos remotos
formaban uno con las misteriosas fuerzas invisibles.
Eran tan profundos que no podemos conocerlos.
No conociéndolos,
apenas sabemos describir su apariencia.
Eran tardos, como los que atraviesan un río en invierno,
prudentes, como los que temen estar rodeados de vecinos,
discretos, como los invitados,
pasajeros, como el hielo que se funde,
sencillos, como la tela sin cortar,
amplios, como el valle,
y opacos, como el agua turbia.
¿Quién sabe, como ellos, a través del reposo,
aclarar poco a poco lo turbio?
¿Quién sabe, como ellos,
a través de la constancia,
establecer gradualmente la calma?
Quien se atiene al SENTIDO
no anhela la abundancia.
Por no estar colmado
puede ser humilde,
eludir lo nuevo
y alcanzar la plenitud.

Comentario (resumen)

Es posible que las últimas líneas del capítulo XIV estén estrechamente ligadas con éste. En la descripción de los antiguos maestros se habla de ocultarse del exterior, lo cual forma parte de la naturaleza del místico, quien ya no puede considerar la vida externa como algo esencialmente serio.
Las últimas líneas parecen indicar la idea de una especie de retiro secreto más que de la metempsicosis (creencia en la transmigración del alma, y su reencarnación posterior a la muerte).

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