Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo XVI - J. M. Tola

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Conserva el Vacío Absoluto
y la Perfecta Paz permanecerá.
Todas las cosas tienen un mismo origen,
y desde allí las contemplamos retornar.
Todas las cosas emanan florecientes,
y cada una regresa a su origen.
Regresar a su principio es reposar.
Reposar es encontrar el nuevo Destino.
Al regreso al Destino se le llama Eternidad.
Al que conoce lo Eterno se le llama Iluminado.
Para el que desconoce lo Eterno su miseria es desventura;
quien conoce la Eternidad todo lo posee.
Quien es justo con los demás es soberano.
Quien es soberano es semejante a lo Supremo.
Lo Supremo es el Camino del Tao.
Alcanzando el Tao tendrá vida eterna,
y aunque su cuerpo muera, él nunca perecerá.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Version anonima hallada en escuela taoista, supuestamente traducida directo del mandarín:

16

Vacía tu mente de deseos y ambiciones
para conservar la paz.
De la aparición bulliciosa de todas las cosas,
contempla su retorno.
Todos los seres crecen agitadamente,
pero luego, cada uno vuelve a su raíz.
Volver a su raíz es hallar el reposo.
Reposar es volver a su destino.
Volver a su destino es conocer la eternidad.
Conocer la eternidad es ser iluminado.
Quien no conoce la eternidad
camina ciegamente a su desgracia.
Quien conoce la eternidad
da cabida a todos.
Quien da cabida a todos es magnánimo.
Quien es magnánimo es parte de la Naturaleza.
Quien es parte de la Naturaleza es como el Tao
Quien es como el Tao alcanza la inmortalidad,
ya que el cuerpo perecerá, pero el Tao no.