En la antigüedad los grandes pasaban inadvertidos.
Los sucesores menos grandes eran adulados y respetados.
Los sucesores de estos menos grandes aún eran temidos.
Los sucesores de éstos menos grandes aún eran despreciados.
No existiendo la confianza surge la desconfianza.
Tranquilas eran sus palabras,
y sin obrar los hombres vivían en libre armonía.
Parecían no gobernar;
así, el pueblo tenía éxito porque se realizaba
de acuerdo con ellos mismos.
Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Capítulo XVII- J. M. Tola
viernes, 30 de noviembre de 2007
Publicadas por ani. a la/s 10:57 a. m.
Etiquetas: capítulo XVII, versión de José M. Tola
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