Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo XXV - A. Waley

jueves, 16 de julio de 2009

Hubo algo amorfo pero completo,
que existió antes que el cielo y la tierra;
sin sonido, sin sustancia,
de nada dependiente, inmutable,
omnipenetrante, infalible.
Uno puede pensar en eso como la madre de todas las cosas bajo el cielo.
Su nombre verdadero no lo conocemos.
“Camino” es el sobrenombre que le damos.
Si yo fuera obligado a decir a qué clase de cosas pertenece,
habría de llamarlo Grande (ta).
Ahora bien, ta significa también continuar,
y continuar significa ir lejos.
E ir lejos significa retornar.
De manera que así como Tao tiene esta grandeza, y como la tierra la tiene y como el cielo la tiene, de igual modo el gobernante también puede tenerla.
Así, dentro del reino hay cuatro porciones de grandeza, y una pertenece al rey.
Los caminos del hombre son condicionados por los de la tierra.
Los caminos de la tierra, por los del cielo.
Los caminos del cielo por los de Tao,
y los caminos de Tao por el Yo-así.

Nota: “ir lejos significa retornar (a lo que había en el Principio)”
“Yo-así”: lo incondicionado, lo “que es así de sí”

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