Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo II - C. Elorduy (s/texto de Wang Bi)

domingo, 15 de noviembre de 2009

Dejar a las cosas seguir su curso natural de armonía de contrarios

En el mundo todos saben que lo bello es bello, y de ahí qué es lo feo;
que lo bueno es bueno, y de ahí quéno es bueno.
El ser y no ser mutuamente se engendran.
Lo fácil y lo difícil mutuamente se hacen.
Lo largo y lo corto mutuamente se perfilan.
Lo alto y lo bajo mutuamente se desnivelan.
El sonido y su timbre mutuamente se armonizan.
Delante y detrás se suceden.
Por eso, el hombre perfecto se aplica a la tarea de no hacer nada y de enseñar callando.
Hace los diez mil seres. Nada rehúsa. Los engendra sin adueñarse de ellos.
Los hace y no se apoya en ellos.
Hecha la obra, no se queda con ella.
No se queda con ella, pero tampoco se va de ella.

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