Dejar a las cosas seguir su curso natural de armonía de contrarios
En el mundo todos saben que lo bello es bello, y de ahí qué es lo feo;
que lo bueno es bueno, y de ahí quéno es bueno.
El ser y no ser mutuamente se engendran.
Lo fácil y lo difícil mutuamente se hacen.
Lo largo y lo corto mutuamente se perfilan.
Lo alto y lo bajo mutuamente se desnivelan.
El sonido y su timbre mutuamente se armonizan.
Delante y detrás se suceden.
Por eso, el hombre perfecto se aplica a la tarea de no hacer nada y de enseñar callando.
Hace los diez mil seres. Nada rehúsa. Los engendra sin adueñarse de ellos.
Los hace y no se apoya en ellos.
Hecha la obra, no se queda con ella.
No se queda con ella, pero tampoco se va de ella.
Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Capítulo II - C. Elorduy (s/texto de Wang Bi)
domingo, 15 de noviembre de 2009
Publicadas por ani. a la/s 2:47 p. m.
Etiquetas: capítulo II, versión de C. Elorduy
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