Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo III - C. Elorduy (s/texto de Wang Bi)

viernes, 4 de diciembre de 2009

No excitar apetencias difíciles de satisfacer

No apreciar los talentos, para que en el pueblo no haya competiciones.
No estimar los objetos costosos, para que el pueblo no se haga ladrón.
No ver lo codiciable, para que el corazón no se alborote.
Así, el hombre perfecto sigue la táctica de vaciar los corazones y llenar los estómagos,
debilitar las aspiraciones y robustecer los huesos,
hacer que el vulgo no sepa y no ambicione.
Que los más inteligentes no se atrevan a actuar.
Con el no obrar nada hay que no se arregle.

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