No envaneciendo a los mejores,
se evitará la discordia entre las gentes.
No dando excesivo valor a los objetos,
no habrá ladrones en el pueblo.
No exhibiendo riquezas,
no se alteran los corazones.
Por lo tanto, en su gobierno, el sabio
vacía los corazones
y llena los estómagos,
debilita las ambiciones,
y fortalece los huesos.
Aparta a los inocentes del conocimiento,
y los libera del deseo.
Y se asegura de que los instruidos no actúen.
Todo lo cual consiste en no emprender ninguna acción,
para que de esa forma el orden prevalezca.
Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.
Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso. Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching
Capítulo III
miércoles, 11 de abril de 2007
Publicadas por ani. a la/s 4:41 p. m.
Etiquetas: capítulo III, versión de Gómez/Álvarez/García Noblejas
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