Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo IV

lunes, 30 de abril de 2007

El Tao es un recipiente hueco, difícil de colmar.
Lo usas, y nunca se llena.
Tan profundo e insondable es que parece anterior a todas las cosas.

Redondea los ángulos, desenreda las marañas,
suaviza el resplandor, se adapta al polvo.
Tan hondo parece, y sin embargo siempre está presente.

No se sabe de quién es hijo.
Parece anterior a los dioses.

Comentario (resumen)

La idea de vacío es fundamental en el pensamiento taoísta. La sabiduría llega a partir del vacío, de la depuración. Muchas actitudes en nuestra forma de vivir no nos pertenecen, sino que han sido incorporadas como costumbres, y no nos permiten ver desde un a perspectiva nueva.
Cuando somos conscientes de la vida que nos rodea, podemos llenar nuestro vacío recipiente con ella, con su inagotable sabiduría.

Veamos este texto de Chuang Tse:

“Si un hombre está cruzando el río y un bote vacío choca el suyo, incluso aunque sea de mal genio, no se encolerizará mucho. Pero si ve a un hombre en el otro bote, le gritará para evitar el choque. Y si éste desoye sus advertencias, vociferará otra vez, y empezará a maldecir. Y todo porque hay alguien en ese bote. Así, pues, si el bote hubiese estado vacío no hubiera gritado. ¿Quién puede librarse a sí mismo de las metas y de la fama y descender y perderse entre las multitudes? El que así lo haga fluirá, como el Tao, sin ser visto, discurrirá como la vida misma, sin nombre y sin hogar. Simple es, sin distinciones. A los ojos de todos aparece como un tonto. Sus pasos no dejan huella. No tiene poder alguno. No alcanza nada, no tiene fama. Puesto que no juzga a nadie, nadie le juzga.
Así es el hombre perfecto: su bote está vacío.”

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