Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo V

domingo, 13 de mayo de 2007

El útil vacío

Cielo y Tierra no son humanos.
Para ellos, las diez mil cosas
son perros de paja.

Las almas sabias no son humanas.
Para ellas, las cien familias
son perros de paja.

Cielo y tierra
actúan como un fuelle:

vacío, pero estructurado,
se mueve, dando inagotablemente.

Nota: la “inhumanidad” del alma sabia no significa crueldad. La crueldad es una característica humana. Cielo y tierra (es decir, la naturaleza y su Camino) son no humanos porque no son humanos. No son amables, no son crueles: son atributos humanos. Sólo se puede ser amable o cruel si se tiene, y se ama, un ser propio. Ni siquiera se puede ser indiferente si no se es diferente. El altruismo es la otra cara del egoísmo. Los seguidores del Camino, como las fuerzas de la naturaleza, actúan desinteresadamente.

Comentario
Como he dicho antes, en unos pocos poemas he dejado fuera algunos versos que en mi opinión debilitan la coherencia del texto hasta el punto de que las considero notas marginales de un lector de hace mucho tiempo que fueron incorporadas a copias posteriores. Mi autoridad para validar esas omisiones es puramente personal y estética. Aquí he omitido los dos versos últimos; sus traducciones varían muchísimo; mi versión es:
La mera palabrería se seca.
Mejor mantenerse en el centro.

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