Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo IX

martes, 31 de julio de 2007

Abandonemos las cosas a sí mismas,
no las llevemos hasta su último extremo.
Una hoja permanentemente afilada pierde su filo.
¿Quién puede vigilar una habitación llena de oro y piedras preciosas?
Riquezas, honores y orgullo conducen a la destrucción
cuando el poderoso se vuelve altanero.
Acabada la obra y enaltecido el nombre, es bueno retirarse.
Este es el Tao del cielo.

Comentario (resumen)

Podemos movernos por los extremos, pero no conviene permanecer en ellos, sino buscar el equilibrio dentro de nosotros, porque así podremos ponernos en sintonía con el equilibrio de lo que nos rodea. Al mismo tiempo, el texto nos enseña sobre la libertad y la no posesión. Pensar distinto y cambiar nuestras costumbres por experiencias propias para lograr el equilibrio; permitir que la vida fluya, eso es Tao.

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