Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo X

jueves, 2 de agosto de 2007

¿Puedes disuadir a tu mente de su vagabundeo
y permanecer en la unidad original?
¿Puedes dejar que tu cuerpo se torne flexible
como el de un recién nacido?
¿Puedes limpiar tu visión interior
hasta ver sólo la luz?
¿Puedes amar a la gente y guiarla
sin imponer tu voluntad?
¿Puedes enfrentar los asuntos más vitales
dejando que los eventos sigan su curso?
¿Puedes distanciarte de tu propia mente
para así comprenderlo todo?

Dar nacimiento y nutrir,
tener sin poseer,
actuar sin expectativas,
dirigir sin controlar:
esta es la suprema virtud.

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