Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo XIII

martes, 4 de septiembre de 2007

“El favor y la desgracia punzan, por así decirlo, hasta la locura;
el alto rango hiere agudamente como nuestros cuerpos hieren”.
¿Qué significa decir que el favor y la desgracia punzan, por así decirlo, hasta la locura?
Significa que cuando los súbditos del gobernante
consiguen eso, se vuelven distraídos;
cuando lo pierden, se vuelven distraídos.
Eso es lo que se significa diciendo que el favor y la desgracia punzan, por así decirlo, hasta la locura.
¿Qué significa decir que el alto rango hiere agudamente como nuestros cuerpos hieren?
La única razón de que suframos una herida es que tenemos cuerpos;
si no tuviéramos cuerpos, ¿cómo podríamos sufrir?
Por tanto, podemos aceptar el dicho: “Quien al tratar con el imperio
considera su alto rango como si fuese su cuerpo,
es la mejor persona a la que ha de confiarse el gobierno;
quien al tratar sobre el imperio ama a sus súbditos
como uno debería amar su propio cuerpo,
es la mejor persona a quien uno puede confiar el imperio.”

Comentario (resumen)

Aquí se adaptan algunos dichos individualistas; todo individuo debe consagrarse a perfeccionar su propia vida, sin considerar la opinión externa. Pero el autor está en guerra constante con esta escuela de “primero el yo”, y entonces extrae otro significado. Pues el yo, que en la doctrina individualista se antepone a todo lo demás, es, como se señala, la fuente de todo dolor. Mientras consideremos al cuerpo bajo esta luz, podremos aceptar el dicho: “Sólo a quien al tratar sobre el imperio hace la perfección de su propio cuerpo (del yo, de la vida) la consideración primera puede confiársele el gobierno. Sólo quien cuida su propio cuerpo es apto para gobernar un imperio”. Reinterpreta esto, sin embargo, significando que deberá considerar su alta posición como a su cuerpo, o sea la fuente potencial del dolor, y deberá contemplar a sus súbditos bajo la misma luz.

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