Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo XV - S. Mitchell

martes, 2 de octubre de 2007

Los antiguos Maestros eran profundos y sutiles.
Su sabiduría era insondable.
No hay forma de describirla;
lo único que podemos describir es su apariencia.

Eran cautelosos
como quien cruza un arroyo helado;
alertas, como un guerrero en territorio enemigo;
atentos, como un huésped;
fluidos, como el hielo derritiéndose;
modelables, como un leño.
Receptivos, como un valle.
Claros, como un vaso de agua.

¿Tienes la paciencia de aguardar
a que tu fango se decante y el agua sea clara?
¿Puedes permanecer inmóvil
hasta que la acción justa aflore por sí misma?

El Maestro no aspira a la plenitud.
Sin aspirar, sin expectativas,
está presente, y a todo da la bienvenida.

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