Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo XV - U. K. Le Guin

miércoles, 3 de octubre de 2007

Gente de Poder

Érase una vez
la gente que conocía el Camino;
era sutil, espiritual, misteriosa, penetrante, insondable.

Como son inexplicables,
sólo puedo decir lo que aparentaban ser:
cautelosos, ah, sí, como si vadearan un río en invierno.
Alertas, como si estuvieran temerosos de los vecinos.
Corteses y tranquilos, como invitados a una casa.
Escurridizos, como hielo que se funde.
Sin adornos, como la madera sin tallar.
Vacíos, como los valles.
Misteriosos, ah, sí, eran como aguas turbulentas.

¿Quién, con la quietud, puede poco a poco
hacer claro lo turbulento?
¿Quién, con el movimiento, puede poco a poco
hacer que crezca rápidamente lo inmóvil?

Seguir el Camino
es no necesitar satisfacciones.
Insatisfecho, se puede vivir
de no necesitar renovación.

Nota: en la primera estrofa vemos a los seguidores del Camino en tiempos antiguos, remotos e inaccesibles; pero la segunda estrofa nos los acerca, vivos, por medio de una serie de símiles maravillosos (me gusta especialmente el de los corteses y tranquilos invitados a una casa). Las imágenes del valle y de la madera sin tallar aparecerán una y otra vez.

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