Algunas de las múltiples versiones de este texto.
Un espacio para la búsqueda de la sabiduría perenne; un lugar de reflexión para mí y todos quienes lleguen aquí como una posta en su camino personal.


Preguntó el príncipe: ¿Habrá en el futuro, quien pueda aprender y seguir los preceptos del Tao de vida que usted ha escrito en estos pergaminos de bambú?
Contestó el maestro: Por favor, amable príncipe, no te preocupes por eso.
Muchas, muchísimas generaciones después, si aún existen buscadores del Tao, hallarán estas enseñanzas.
Hua Hu Ching

Capítulo II

lunes, 2 de abril de 2007

Porque todos consideran admirable la belleza,
reconocen la fealdad.
Porque todos admiten que la bondad es buena,
reconocen asimismo la maldad.

Así, la existencia indica la no existencia.
Lo fácil y lo difícil se originan entre sí.
Lo corto y lo largo se moldean mutuamente.
Lo alto y lo bajo se complementan.
El silencio y el sonido se armonizan.
El antes y el después no dejan de sucederse.

Por eso, el sabio lleva a cabo su tarea sin acción
y practica la enseñanza sin palabras.
Aún haciendo a todos los seres
ninguno rehúsa su autoridad.
Les da la vida sin reclamar su posesión.
Los beneficia y ni siquiera les pide las gracias.
Terminada la obra no se achaca ningún mérito.
Y porque no lo reclama,
el mérito nunca le abandona.

Nota de ani: particularmente no acuerdo mucho con los versos tercero a quinto de la segunda parte. No es el hombre quien "hace" a los seres, ni quien les da vida, sino Tao.

2 comentarios:

r.- el corre ambulancias dijo...

son tan simples en su definicion, que podrian haber sido escritos por cualquiera, y creo, que ahi radico lo mas hermoso de los textos

ani. dijo...

me parece que justamente lo simple es engañoso, porque no son sencillos (para el que no está dispuesto a ver)